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Mostrando entradas de octubre 30, 2022

El Zippo I

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La sensación era maravillosa, como si hubiera retrocedido en el tiempo. El aroma a madera lo llenaba todo, y los doseles de mi cama eran tan enormes que podía estirarme en ella como un felino tras la siesta sin llegar a rozar los bordes. La luz se filtraba, suave y atenuada, a través de las cortinas de gasa y los bordados, bailando con la brisa. Por la pequeña terraza abierta me llegaba el olor de las baldosas de terracota calentadas por el sol. Era un pequeño paraíso atrapado en un segundo. ​—¡Café! —El aroma me dio el empujón definitivo para salir de la cama. ​Descalzo, seguí primero el rastro del grano y luego el sonido de la cafetera. En el distribuidor, que contrastaba con la habitación por su aire medieval de piedra y sombra, me dirigí rápido hacia la cocina. Pasé por delante de la habitación de Luis y vi que su puerta estaba abierta. El comedor, al igual que mi cuarto, transmitía una calma bucólica; se oían las gallinas en el patio y, por un momento, pensé que unos huevos revu...

Todavía no....

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 Estoy en ello, en breve llegara la siguiente parte.

Primera noche

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     Desperté entre unos arbustos, las pequeñas ramas se enredaban en mi pelo. Un olor a a tierra húmeda, hojas en descomposición. El aroma del robledal invadía mi olfato. No, no tenía nada claro dónde estaba,  subí a la pequeña colina que de encontraba a mis espaldas.  Al final del valle vi un pequeño río. Me daba un miedo terrible, pensar que no tuviese refugio, al llegar la noche. Arranqué unas ramas y algo de madera. Hice un agujero en el suelo, cual topo y allí me metí. Al hacer el refugio también encontré algunas piedras. Me fabrique un pico para hacer más fácil, el trabajo. Al poco, tenía suficiente material para un pequeño horno. La noche la pase descansando dentro de mi refugio, caliente pero francamente atemorizado por los ruidos del exterior. Deseando que entrasen los primeros rayos del amanecer a través de un pequeño ventanuco que deje a la entrada.

Encontrando el camino desde casa.

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"¿Me creerías si te dijera que estoy escribiendo esto desde una nave espacial hecha de chatarra? Probablemente no, pero aquí estoy, flotando en el cosmos con mi ingenioso compañero, un robo-gato llamado Pixel. No es una nave reluciente como las que ves en las películas; tiene sus chirridos y crujidos, pero es nuestro hogar entre las estrellas. En nuestras aventuras, hemos atravesado dimensiones que desafían la imaginación, desde nebulosas de colores vibrantes hasta mundos desconocidos. Cada día es una lección nueva sobre la vida, el universo y, bueno, la mecánica espacial de emergencia. Si alguna vez has soñado con aventuras más allá de tu mundo, te animo a seguir este blog. Quizás te inspire a tomar tu propio salto hacia lo desconocido. ¿Quién sabe lo que podrías descubrir? ¡Atentos, aventureros interdimensionales! Próximamente compartiré algunas de nuestras historias más salvajes y descubrimientos más extraños. (Advertencia: No nos responsabilizamos por alteraciones tempora...