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La mansión del bosque.

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Mientras caminaba por el bosque empapado por la tormenta, sentía que me perdía y me encontraba desesperado. Pero entonces vi algo que me hizo detenerme en seco: una mansión victoriana que parecía surgir de la nada. Un peculiar personaje, vestido con una túnica hermosa y hablando en castellano, salió a recibirme. Algo en él me resultó familiar, pero no lograba recordar qué era. Me ayudo a llegar y atendió mis heridas, así como me acompaño al baño a que me duchara, y me trajo una vieja, pero de muy buena factura túnica, que pude ponerme, no sin problemas debido a mi tamaño. Acepté de buena gana su oferta de refugio y ayuda. Él me ofreció una sencilla comida, y mientras me contaba que podía quedarme allí, en una pequeña casa de servicio que se encontraba cerca de la principal. Cuando me llevo hasta ella, mi impresión fue que se trataba de la típica casita de servicio, que en su tiempo vi en mi viaje a Inglaterra, que parecía medio devorada por la vegetación, de un jardín que llevaba años

Sonríe, esto no es una broma.

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Note una sensación como de electricidad en mi bolsillo, tome el zippo en mi mano cuando un fulgor, un escalofrío, recorrió mi columna vertebral de un extremo al otro. Tenía una sensación de vértigo mientras mi estómago se retorcía. La realidad se desvanecía en fondo negro mientras veía la cara de luis que parecía intentar salir de la pantalla. Creía saber lo que estaba sucediendo, mi tensión se derrumbaba como un castillo de naipes mientras me agachaba, tratando de agarrarme en lo que fuera para no golpearme en la cabeza. Desconexión en tres, dos…

EL Zippo II

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Me estaba preocupando de verdad. Había recorrido la casa de un lado a otro, desde la entrada del jardín hasta la buhardilla, situada en lo más alto del edificio. Fue allí, en la buhardilla, donde mi inquietud se intensificó. "¿Cómo podría explicar la desaparición de Luis?", me preguntaba. "Calma, Miguel, no es para tanto", me tranquilizaba la voz serena en mi mente, hablando con la misma paciencia y cariño con que hablo a mis hijos. Era un contraste marcado con la otra voz que a veces se apoderaba de mí, maldiciendo en arameo y hablando con desprecio. Intenté ordenar mis pensamientos: Unos minutos antes de despertarme, Luis estaba aquí. El café no se prepara solo. Luis no es el tipo de persona que haría una broma así. El candado del portón de la entrada estaba cerrado y el coche no se había movido. Estamos a 15 kilómetros de la ciudad. Recordé las cámaras de seguridad externas. Aunque no sabía cómo acceder a sus grabaciones, podría ser algo a investigar si la situac

El Zippo I

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La sensación era maravillosa, como si hubiera retrocedido en el tiempo. El aroma a madera impregnaba el aire, y los doseles de mi cama eran tan enormes que podía estirarme en ella como un felino tras la siesta sin rozar los extremos. La luz se filtraba, suave y atenuada, a través de las cortinas de gasa y bordados, bailando con la brisa. A través de la pequeña terraza abierta, el olor de las baldosas de terracota calentadas por el sol llegaba hasta mí. Era un pequeño paraíso atrapado en un segundo. "¡Café!" El aroma llenó mi cabeza y me impulsó a salir de la cama. Descalzo, seguí primero el olor y luego el sonido de la cafetera... En el distribuidor, que contrastaba con la habitación por su aire medieval, me dirigí rápidamente hacia la cocina. Pasé por la habitación de Luis, notando que su puerta estaba abierta. El comedor, al igual que mi habitación, transmitía un aire bucólico, y podía oír las gallinas en el patio. "Unos huevos revueltos y unas tostadas de aceite sería

Todavía no....

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 Estoy en ello, en breve llegara la siguiente parte.

Primera noche

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     Desperté entre unos arbustos, las pequeñas ramas se enredaban en mi pelo. Un olor a a tierra húmeda, hojas en descomposición. El aroma del robledal invadía mi olfato. No, no tenía nada claro dónde estaba,  subí a la pequeña colina que de encontraba a mis espaldas.  Al final del valle vi un pequeño río. Me daba un miedo terrible, pensar que no tuviese refugio, al llegar la noche. Arranqué unas ramas y algo de madera. Hice un agujero en el suelo, cual topo y allí me metí. Al hacer el refugio también encontré algunas piedras. Me fabrique un pico para hacer más fácil, el trabajo. Al poco, tenía suficiente material para un pequeño horno. La noche la pase descansando dentro de mi refugio, caliente pero francamente atemorizado por los ruidos del exterior. Deseando que entrasen los primeros rayos del amanecer a través de un pequeño ventanuco que deje a la entrada.

Encontrando el camino desde casa.

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"¿Me creerías si te dijera que estoy escribiendo esto desde una nave espacial hecha de chatarra? Probablemente no, pero aquí estoy, flotando en el cosmos con mi ingenioso compañero, un robo-gato llamado Pixel. No es una nave reluciente como las que ves en las películas; tiene sus chirridos y crujidos, pero es nuestro hogar entre las estrellas. En nuestras aventuras, hemos atravesado dimensiones que desafían la imaginación, desde nebulosas de colores vibrantes hasta mundos desconocidos. Cada día es una lección nueva sobre la vida, el universo y, bueno, la mecánica espacial de emergencia. Si alguna vez has soñado con aventuras más allá de tu mundo, te animo a seguir este blog. Quizás te inspire a tomar tu propio salto hacia lo desconocido. ¿Quién sabe lo que podrías descubrir? ¡Atentos, aventureros interdimensionales! Próximamente compartiré algunas de nuestras historias más salvajes y descubrimientos más extraños. (Advertencia: No nos responsabilizamos por alteraciones tempora